VOLCANES DEL ECUADOR - ¿AMENAZA
O ESPECTÁCULO?
El Ecuador es tierra de volcanes. La región interandina de
nuestro país está atravezada por varias cadenas montañosas
en las que se destaca al menos una decena de volcanes, varios de
ellos activos y a corta distancia unos de otros.
Volcán El Reventador
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Las erupciones de estos colosos
no son eventos nuevos, la historia de nuestro país tiene
registros de estos fenómenos desde hace siglos. Es por eso
que la población está acostumbrada y ha aprendido
a convivir con los volcanes.
Un ejemplo de ello es Quito, capital del Ecuador, una ciudad de
un millón y medio de habitantes que se encuentra emplazada
en las faldas del Pichincha, un volcán de actividad constante.
Hace algunos años este volcán emitió grandes
cantidades de ceniza que cayó en la ciudad. Lo mismo sucedió
hace algunas semanas con la ceniza de otro volcán ubicado
a más de 95 kilómetros de distancia de Quito, el Reventador.
El viento acarreó el polvo desde la región amazónica
hasta el valle de Quito.
La lluvia de ceniza cubrió un área de 20 kilómetros
cuadrados, afectando a Quito y a sus zonas circundantes por algunas
horas. De inmediato la población supo qué hacer. Se
organizaron comités de limpieza y seguridad. Autoridades
municipales y de gobierno comenzaron a trabajar de inmediato en
la solución de los inconvenientes causados por el millón
de toneladas de ceniza que cayó sobre la ciudad.
Para quienes visitaron Quito en esos días el fenómeno
dio más motivos de curiosidad que de preocupación.
Una vez que las medidas de seguridad y protección fueron
tomadas, el inusual espectáculo de una ciudad envuelta en
una nube de ceniza no dejó de llamar la atención de
propios y extraños. Poco después, las lluvias contribuyeron
a normalizar el ambiente y luego de tres días de la erupción
la normalidad volvió a la capital.
Estos fenómenos de la naturaleza han generado nuevas oportunidades
para el turismo. Por ejemplo, quienes visiten la región andina
pueden optar por ir a la ciudad de Baños, en el centro del
país, y llegar de forma organizada y segura hasta alguno
de los varios puntos de observación del volcán Tungurahua,
del que periódicamente se elevan columnas de gases, ceniza
y vapor. Durante las noches despejadas es todo un espectáculo
observar el descenso de flujos incandescentes por sus laderas.
La actividad volcánica del país cuenta con monitoreo
y seguimiento permanente. La prevención es una preocupación
constante de la población y de las autoridades. La evidencia
es el saldo directo de la reciente erupción de El Reventador:
no ha habido pérdida de vidas humanas.
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