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Areas Protegidas
Entre 6 y 12 grados centígrados y a pocos minutos de la población
de El Angel (provincia de El Carchi), al extremo norte del país,
se encuentra la Reserva Ecológica El Angel, con flora y fauna de
páramo. Su vasto jardín de frailejones es parte de lo que
se puede apreciar en un recorrido que, además, permite disfrutar
de la presencia de numerosas lagunas, aves de distintas especies y extensos
bosques de polilepys. La zona se caracteriza también por ser lugar
de hábitat de algunos mamíferos como venados, conejos y
el lobo de páramo. Igualmente y con una extensión aproximada
de 40 Has., se levanta el Bosque de los Arrayanes de Santa Marta de Cuba,
que se inicia a 7 km. de la población de San Gabriel. Allí
crecen árboles de tronco rojizo con espeso follaje, musgos y orquídeas.
Numerosas especies de aves hacen del lugar un sitio cargado de naturaleza,
muy apreciado por los viajeros que se aventuran en una caminata inolvidable.
Hacia el lado occidental de esta misma provincia, por
la ruta que une los poblados de Maldonado y El Chical, se llega a la población
Tobar Donoso. Son 145 Km. desde Tulcán. Desde allí es posible
adentrarse en la Reserva Forestal y Étnica AWA, que alberga un
área de bosque natural con diferentes especies de flora y fauna.
Se puede observar al paletón, la guacamaya, el guatín y
la flor roja (anturio). También hay especies madereras como el
chandul y el guayacán. En este sector, protegido por el Estado,
vive la comunidad indígena AWA, que conserva su identidad autóctona.
Por su parte, la provincia de Imbabura cuenta con una
de las áreas protegidas más visitadas, la Reserva Ecológica
Cotacachi-Cayapas que comparte territorio con Esmeraldas. Constituye un
destino obligado para el turista que se adentra en los Andes. A pocos
minutos de Cotacachi se encuentra la laguna de Cuicocha (3.068 msnm),
parte importante de esta área. Los paseos en lancha alrededor de
dos pequeñas islas que se ubican al medio de la laguna, permiten
conocer muy de cerca la flora y fauna del sector, con colonias de aves
y plantas de diversas especies. El área protegida comprende además
bosques húmedos y páramos con herbáceas, lianas y
helechos. Desde las partes más altas, donde el aire frío
circula constantemente bajo un sol radiante, se obtienen espectaculares
vistas de todo el entorno.
En Pichincha, los espacios protegidos son numerosos. A
40 minutos al noroccidente de Quito, está el Pululahua,
como se lo conoce popularmente. Se trata de un volcán extinguido
único en el mundo, que tiene en el fondo de su cráter una
planicie cultivada. Su entorno paisajístico es inigualable, y puede
observarse desde el mirador que existe en la reserva. Más adelante,
por la vía a Calacalí y después de la población
de este nombre, está el Bosque Protector Mindo-Nambillo. Es la
reserva natural de aves más importante del país, ideal para
la observación de alrededor de 500 especies de pájaros que
surcan en manadas el cielo de la serranía. También hay bosques
subtropicales húmedos, bosques primarios y secundarios, aptos para
caminar. En medio de su exuberante flora, habitan mamíferos, aves,
reptiles y coloridas mariposas. Los ríos y cascadas existentes
permiten a los viajeros disfrutar del paisaje y de la práctica
de otros deportes.
En la ruta hacia la Amazonía, está la Reserva
Ecológica Cayambe-Coca, con más de 400 mil Has. Se encuentra
entre las provincias de Pichincha, Imbabura y Sucumbíos. El nevado
Cayambe (5.790 msnm) se constituye en el atractivo central, sobre todo
para los andinistas que pueden ascender sobre sus nieves hasta la cumbre.
Este sitio protegido cuenta igualmente con bosques y lagunas. Al inicio
de la reserva se hallan las aguas termales de Papallacta, muy visitadas
sobre todo los fines de semana. Y, compartiendo espacio con la provincia
de Napo, la Reserva Ecológica Antisana. Su principal atracción
es el volcán del mismo nombre, con una altura de 5.758 msnsm y
fácil acceso. La investigación científica es uno
de los principales motivos para visitarlo. La vegetación es de
páramo y entre sus variedades de aves está el Cóndor
de los Andes, majestuosa especie en peligro de extinción.
En la provincia de Cotopaxi, a 60 Km. de Quito, está
el Parque Nacional del mismo nombre, cuyo atractivo central es el volcán
Cotopaxi que tiene 5.897 metros de altura. Es lugar de visita obligada
para los viajeros que llegan al país. A pesar de su altura, la
zona presenta gran variedad de mamíferos, aves y especies endémicas.
Allí habita el conejo de páramo. Asimismo alberga al Área
de Recreación El Boliche, un bosque con variada vegetación,
reservas de animales y sitios para acampar. Otras de las características
de la reserva son lagunas como Limpiopungo y bosques de pinos. El nevado
Cotopaxi cuenta con un refugio abierto durante todo el año y con
capacidad para albergar a decenas de turistas.
En Tungurahua se impone igualmente otro de los Parques
Nacionales de importancia. Se trata del Sangay, que se extiende hacia
la llanura amazónica desde la cordillera de los Andes. Su territorio
es de cerca de 520 mil hectáreas, compartido además por
las provincias de Chimborazo y Morona Santiago. Su altitud varía
entre 800 y 5.400 msnm, lo cual favorece la existencia de diversos animales
como la danta de montaña, el oso anteojos y el tigrillo. Elevaciones
como el volcán Sangay (activo), el Altar y el Tungurahua (activo)
están concentradas en esta reserva. La temperatura fluctúa
entre 6 y 24 grados centígrados. La partida se hace desde Baños.
En Chimborazo está la Reserva de Producción Faunística
Chimborazo, que, con una extensión de 58.560 Has., comparte territorio
con las provincias de Bolívar y Tungurahua. Su principal atractivo
es el volcán Chimborazo, apto para andinistas que cuenten con guías
especializados. Otra cumbre importante es el Carihuairazo. El objetivo
central de la reserva es la preservación de especies propias del
ecosistema andino, como la vicuña, la llama y la alpaca.
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Reservas Privadas
El Bosque Protector Pasochoa, con un área de cerca de mil hectáreas
y muy cerca de Quito (a una hora aproximadamente), es hábitat de
gran cantidad de aves y mamíferos. Viven alrededor de 120 clases
de pájaros como mirlos, plateros y tórtolas. El sitio, con
abundante vegetación (pumamaquis, alisos...), tiene dos tipos de
senderos: autoguiados y guiados, con diversos grados de dificultad. El
lugar tiene una tienda de recuerdos, un museo y sitios para acampar. Se
encuentra bajo el cuidado y la administración de la Fundación
Natura. Por su parte, la reserva Antisana se extiende en un área
de 185.325 Has. Se trata de un territorio de gran altura con páramos,
lagos, ríos y gran variedad de fauna nativa. El ave más
representativa es el cóndor. La práctica de deportes como
el ascencionismo es una de las actividades preferidas por los visitantes.
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Turismo Deportivo y de Aventura
La Cordillera de los Andes es interesante y seductora. Uno de los trayectos
más espectaculares que pueden realizar los aventureros, es La
caminata del Cóndor, cuyo recorrido por lagos, páramos
y bosques ofrece espectaculares vistas de nevados y volcanes. El camino
cruza la Reserva Ecológica Antisana, entre otras, y ofrece la posibilidad
de observar al Cóndor, la majestuosa ave de los Andes en peligro
de extinción. La aventura puede durar varios días. Llegar
al cráter del Quilotoa, a pie o en bicicleta, en la Reserva Ecológica
Los Illinizas, es otra aventura inolvidable entre pueblos pintorescos,
profundos cañones y alturas de vértigo. Pero el deporte
más usual es el andinismo hacia las majestuosas elevaciones de
los Andes como el Cotopaxi, Chimborazo, Pasochoa, Cayambe, Illinizas,
Chiles, Carihuairazo o el Altar. La ayuda de guías especializados
hará más seguro el recorrido. Otra de las opciones es practicar
velerismo en el lago San Pablo al pie del coloso Imbabura, o pesca en
la laguna de Mojanda, o en la de Piñán en los extensos páramos
del occidente de la provincia de Imbabura. En la misma zona, alrededor
de viejas haciendas y hosterías rústicas, es posible cabalgar
por los páramos u organizar largas caminatas. Y observar a Quito
y el volcán Pichincha desde un parapente, es un deporte espectacular.
Hay escuelas que ofrecen cursos intensivos para poder observar la naturaleza
desde los cielos de los Andes.
Pero hay zonas donde la naturaleza cambia poco a poco,
mezclándose con las especies y la geografía de otras regiones.
Baños, el umbral que se cruza para ir a la Amazonía, permite
la práctica de varios deportes como el rafting o el ciclismo de
montaña. Una de las rutas en bicicleta es la que lleva hacia el
Pailón del Diablo, rumbo a Puyo.
En la ruta hacia Mindo, al noroccidente de Quito, hay
sitios para la práctica de la pesca así como en otras zonas
de los Andes, en lagos o lagunas como Voladero, San Marcos, Papallacta,
Mica y Colta. Y en el Bosque Protector Mindo-Nambillo, en la tierra de
los pájaros, son usuales las caminatas por bosques primarios y
secundarios, así como también el rafting por las caudalosas
aguas que cruzan el sector. La densa vegetación y el canto de los
pájaros son compañía constante de turistas y viajeros.
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Turismo Rural
Imbabura, Pichincha, Tungurahua y Chimborazo se destacan por sus viejas
haciendas coloniales, construidas a partir del siglo XVI en medio de valles
y montañas y muy cerca de los lagos. Algunas fueron escenario de
reuniones históricas y hospedaron a importantes personajes como
Simón Bolívar. Junto a rústicas hosterías,
son la puerta de acceso hacia Parques Nacionales como el Sangay o el Chimborazo.
Se caracterizan por su producción de leche y sus derivados, sin
dejar de lado las faenas agrícolas. Ofrecen buenas comodidades
para alojarse y rica gastronomía típica basada en productos
recolectados en sus huertos. A su alrededor se encuentran ruinas incas
y algunas llevan nombres aborígenes. Desde muchas de ellas se pueden
realizar caminatas y paseos a caballo, y estar en pocos minutos entre
la interminable vegetación de los Andes: bosques, cascadas, páramos,
escuchar el canto de colibríes, gaviotas andinas, curiquingues
y otras numerosas especies. De igual manera, se organizan paseos por los
pueblos cercanos para conocer más de cerca las diferentes manifestaciones
culturales de las comunidades que habitan en Los Andes. El antiguo tren,
construido a principios del siglo pasado, que parte de Quito hacia Riobamba,
pasa por algunas de ellas.
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